Coherencia y resonancia: dos conceptos aplicados a la salud

salud Mar 09, 2023
Coherencia y resonancia dos conceptos aplicados a la salud_Ana María Oliva_Living University of Terrain

 

Hay dos palabras que habitualmente no forman parte del lenguaje de la salud, pero que deberíamos incorporar a nuestro lenguaje cotidiano: la coherencia, que nos permite convivir y expresarnos de manera armónica dentro de un conjunto de elementos, como si estuviésemos interpretando una melodía; y la resonancia que, como técnica aplicada a la sanación humana, nos permite recordar a nuestros órganos cuál es su lugar dentro de la ‘orquesta sinfónica’ que conforma nuestro cuerpo humano. 

 

Podríamos tener una mirada totalmente diferente sobre lo que nos ocurre cuando enfermamos si ampliamos nuestra manera de percibir al cuerpo humano, y si enriquecemos el concepto ligeramente desvirtuado -o más bien limitado- que tenemos de la salud. Sin duda, eso nos permitirá encontrar nuevas herramientas para alcanzar la salud óptima y el bienestar pleno. 

Primero debemos comenzar por transformar la manera que tenemos de ver el mundo, pues estamos acostumbrados a ver la vida desde una perspectiva simplemente materialista, porque cuando pensamos en nosotros mismos, o en la salud, prácticamente solo pensamos en bioquímica. Lo relacionamos mentalmente con esos valores que aparecen en las analíticas de sangre con ‘asteriscos’, o en la parte biofísica que estaría representada, por ejemplo, a través de un electrocardiograma, o en los valores de aumento de la temperatura que arroja un termómetro cuando tenemos unas décimas de fiebre. 

Cuando pensamos en enfermedades, inmediatamente nos imaginamos un hueso roto, un tumor, una disfunción pancreática que conlleva a una diabetes, un cáncer, un desajuste hormonal, entre otras patologías. Sin embargo, somos mucho más de lo que vemos. 

 

Según Ana María Oliva, experta en Biomedicina, “Nuestra ciencia, incluida la medicina, se ha vuelto demasiado materialista y mecanicista porque solo se fija en lo que se puede observar a simple vista, o a través de un microscopio. La medicina de hoy pretende comprender cómo funciona la vida comparándola con mecanismos, o con máquinas. Y de ahí viene nuestra práctica de la medicina de hoy.

Tal como decía Antoine de Saint-Exupéry en su obra El principito, “lo esencial es invisible a los ojos”. Esa célebre y conocida frase representa muy bien la visión que debemos tener de nosotros mismos, y de nuestra salud. Con ello debemos entender que somos mucho más de lo que vemos a simple vista, y que somos mucho más de lo que podemos tocar. 

Durante 15 años de mi vida, me especialicé en una mirada menos materialista de la vida y de la salud. Investigué, estudié, fui a congresos a aprender y descubrí que hay otro nivel de realidad que se puede explicar también desde la ciencia. Y desde entonces decidí que podía aprovechar ese otro nivel para construir puentes”, afirma Oliva. 

La manera materialista de ver la vida que tenemos actualmente, podría considerarse bastante nueva. Es decir, no tenemos siglos viendo y entendiendo la vida tal como lo hacemos ahora.  “Hace más de 100 años nadie entendía la vida con esa mirada tan corta, tan miope. Se hablaba de otros planos de realidad, de otros aspectos de nosotros, de cómo recibimos influencias externas que nos afectan, y ahora parece que lo único que nos puede hacer enfermar son, o esos enemigos invisibles, o fallos de nuestro propio sistema.”

Es fundamental que, en la medicina de hoy, se comiencen a introducir términos propios de la salud energética, como ‘radiaciones’, ‘voltajes’, ‘amperajes’, ‘frecuencias’, ‘señales electromagnéticas’, ‘campos electromagnéticos’, entre otros.



Hay un concepto realmente importante cuando hablamos de señales electromagnéticas, no importa si son esas señales que nosotros mismos generamos dentro del cuerpo (endógenas), o si son externas (exógenas). Ese concepto es la coherencia

Según Oliva, “la palabra coherencia la utilizamos habitualmente, y solemos decir que es cuando una persona está pensando, sintiendo y actuando de una forma alineada. En física, la coherencia de una señal electromagnética, por ejemplo, y te indica que todas las ondas van a la vez, que todas las crestas son crestas, y que todos los valles son valles.”

La genetista estadounidense de origen chino, Mae-wan Ho, quien tenía una mirada muy crítica sobre la ingeniería genética en su época, habló en su libro ‘The Rainbow And The Worm: The Physics of Organisms’ sobre la coherencia biológica, que se puede describir como “la máxima expresión de la libertad individual en un contexto de armonía grupal.” Ella explicaba cómo cada célula, cada órgano y cada sistema en el cuerpo es como un músico, y que juntos crean una especie de jam session (sesión de improvisación de jazz) en la que cada uno de los músicos es experto en un instrumento, y van siempre creando una melodía -de forma improvisada- alrededor del mismo objetivo. 

Ana María Oliva analiza esta teoría de Mae-wan Ho, y nos explica que “esto es comparable con la improvisación y adaptación continua que es la vida, y el cuerpo humano, donde cada órgano es especialista en ‘un instrumento’ y lo toca de forma afinada. Lo tiene que tocar de forma muy precisa, pero en un contexto de escucha al otro. Así es la escena: cada uno de los músicos tocando y escuchando. Y entonces viene el contrabajo y hace un solo, y los demás escuchan, escuchan y siguen. No pelean. No hay lucha. No hay crítica. Solo siguen la melodía con la mayor autenticidad, con la mayor genuinidad, y con un propósito común. 


 

En el caso de nuestro cuerpo, el objetivo de nuestros órganos es mantener y expresar la vida que somos. Ese ejemplo lo podemos aplicar a nuestro cuerpo, pero también lo podemos aplicar a los individuos de un grupo, ya sea una familia, un aula de una escuela, una empresa, una ciudad, un país, incluso un planeta entero.”

Si perdemos la coherencia, significa que de alguna manera hemos perdido la autenticidad, eso que nos hace únicos. Hemos perdido la escucha al otro, el contexto, el entorno, y la comprensión de los demás. Significa que hemos perdido el propósito común. En cualquier caso, se abre otra puerta: el camino a recuperar nuestra autenticidad, la puerta a recuperar nuestro propósito e incluir a los demás.

Podemos recordarle a alguien lo que es, así como podemos recordarnos a nosotros mismos lo que somos. También podemos devolverles a los órganos el recuerdo de cuál es su melodía. “Como cuando se te olvida una canción y alguien te tararea la primera nota. Ya con eso, es suficiente para que arranques. Y eso también se puede aplicar en términos de salud”, comenta Ana María.

Cuando la aplicamos al cuerpo se le llama biorresonancia, y esta técnica de salud energética lo que busca es recordarle a cada órgano cuál es su melodía y qué es lo que debe hacer dentro del conjunto. Este método, que normalmente es de ‘ida y vuelta’, lo que hace es obtener señales electromagnéticas del cuerpo, las compara con la normalidad, y las vuelve a emitir corregidas, para que todos nuestros órganos y sistemas puedan reconocer y empezar otra vez a ‘engancharse’ a la melodía que le corresponde. 

A través de la biorresonancia se puede ver qué órgano está ‘desafinando’, y se le recuerda de manera muy sutil cuál es su tono -a través de la emisión de ondas electromagnéticas- para que recupere su funcionamiento normal a nivel energético.

Este método de diagnóstico y de tratamiento forma parte de esa mirada no materialista de la salud. Una mirada en la que son igual de importantes la materia y la energía, la bioquímica y el electromagnetismo, o la fisiología y la electromagnética.

Lo importante es darnos cuenta que no somos máquinas. Que nuestro cuerpo es una de las partes de nosotros, pero no la única y, sobre todo, que el cuerpo no comete errores. El riesgo es que nos demos cuenta de que hay algún elemento o componente que desafina, y que no pongamos la atención en ello para reconducirlo, pues muchas veces simplemente intentamos corregir, sin atender la causa. Y si no comprendemos y resolvemos ese porqué, seguiremos simplemente poniendo ‘tiritas’ o vendas para tapar síntomas. 

La vida es coherencia. Cada órgano, cada sistema, cada individuo, cada familia, cada grupo, cada empresa, cada ciudad, cada país, y nuestro planeta. Todos improvisando de manera natural y conjunta, adaptándonos a cada momento, expresando lo que nos hace únicos, lo que nos hace auténticos, nuestra genuinidad, en un contexto en el que tenemos un objetivo común: expresar la vida que somos en continua escucha, y siempre incluyendo al otro. Porque no puede haber coherencia si no incluimos a todo aquello que existe a nuestro alrededor.



 

Si deseas profundizar en este interesante tema y escuchar el discurso completo de Ana María Oliva, no te pierdas el episodio #7 de nuestro podcast TODO [con]CIENCIA.

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Ana María Oliva es ingeniera industrial, máster en ingeniería biomédica y doctora en biomedicina.
Es científica, docente, conferenciante, divulgadora, curiosa y, además, es fundadora y formadora de 
Living Univertity of Terrain.
 

 

 

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